ETAPAS DEL ARTE INFANTIL
A medida que el niño se desarrolla, su arte pasa a
través de una serie de etapas. Se cree que todos los niños pasan a través de
estas etapas.
Garabatos
Garabateo
Garabato de un niño de un año
A partir de aproximadamente el primer año, los niños logran el
control de la motricidad fina para manejar un lápiz. Al principio comienzan con
garabatos. Al principio, hacen garabatos. Los niños más pequeños hacen
garabatos con una serie de movimientos de izquierda y derecha, más tarde hacia
arriba y abajo, y luego se agregan movimientos circulares. El niño parece tener
gran placer al ver aparecer las líneas o los colores. A menudo, sin embargo,
los niños no prestan atención a los bordes y las líneas van más allá de los
confines de la página. Los niños también están interesados a menudo en la pintura corporal y, cuando se da la
oportunidad, pintarán con sus dedos o en la cara.
Más tarde, a partir del segundo año, comienzan los garabatos
controlados. Los niños producen patrones de formas simples: círculos, cruces
y destellos. También se interesan por el
arreglo y pueden crear collages simples de papeles de
colores o colocan piedras formando patrones. Una vez que los niños han
establecido el garabateo controlado, comienzan a nombrar los garabatos.
Pre-simbolismo
Hacia los tres años de edad, el niño comienza a combinar los círculos y
las líneas para hacer figuras simples. Al principio, pintan a la gente sin
cuerpo y con los brazos surgiendo directamente de la cabeza. Los ojos se
dibujan a menudo grandes, llenando la mayor parte de la cara y las manos y los
pies se omiten. En esta etapa puede ser imposible identificar el sujeto
dibujado sin la ayuda del niño.
Más tarde, los dibujos de esta etapa muestran
figuras dibujadas flotando en el espacio y dimensionadas para reflejar el punto
de vista del niño sobre su importancia. La mayoría de los niños de esta edad no
están preocupados con la producción de una imagen realista.
Simbolismo
En esta etapa del desarrollo, el niño crea un
vocabulario de imágenes. Así, cuando un niño dibuja una imagen de un gato,
siempre va a dibujar la misma imagen básica, tal vez un poco modificada (este
gato tiene rayas, este otro tiene puntos, por ejemplo). Esta etapa de
dibujo se inicia en torno a los cinco
años. Las formas básicas se llaman símbolos o de esquema.
Cada niño desarrolla sus propio conjunto de
símbolos, que se basan en su entendimiento de lo que se está dibujando, en
lugar de en la observación. Cada símbolo del niño es único de él. A esta edad,
la mayoría de los niños desarrollan un símbolo "persona" que tiene
una cabeza, tronco y extremidades bien definidos en una especie de tosca
proporción.
Antes de esta etapa, los objetos que el niño puede
dibujar parecen flotar en el espacio, pero hacia los cinco o seis años de edad el niño
el niño introduce una línea de base con la que organizar su espacio. Esta línea
base es a menudo una línea verde (para representar la hierba) en la parte inferior del papel.
Las figuras están sobre esta línea. Los niños un poco mayores también puede
añadir líneas de base secundarias para objetos de fondo y un horizonte el sol y
las nubes.
Es en esta etapa en la que las influencias
culturales se convierten en las más importantes. Los niños no dibujan a partir
de la vida, sino que también copiar las imágenes en su entorno. Pueden dibujar
copias de dibujos animados. Los niños también se vuelven
más conscientes de las posibilidades de contar historias que tiene una imagen. La
primera comprensión de una representación más realista del espacio, como el uso
de la perspectiva, por lo general proviene de la
copia.
Realismo
A medida que los niños maduran, empiezan a
encontrar sus símbolos como limitantes. Se dan cuenta de que su esquema de
persona no es lo suficientemente flexible, y que simplemente no se parece a la
cosa real. En esta etapa, que comenzará a las nueve o diez años, el niño va a dar mayor importancia a si el
dibujo se parece al objeto que dibuja.
Este puede ser un momento frustrante para algunos
niños, ya que sus aspiraciones superan a sus habilidades y conocimientos.
Algunos niños pueden abandonar el dibujo casi completamente. Sin embargo, otros
se convierten en expertos, y es en esta etapa en la que la enseñanza artística
formal puede beneficiar más al niño. La línea de base se ha caído y el niño
puede aprender a utilizar reglas, tales como la perspectiva, para organizar el espacio
mejor. El relato de historias se vuelve también más refinado y los niños
empiezan a utilizar los dispositivos formales, como la tira cómica.
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Lograr en los niños/as el desarrollo holístico,
destrezas, habilidades en todos los
ámbitos tantos socios afectivos como cognitivos y motrices.
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Cabe destacar que el arte no solo es lo plástico sino que
abarca la expresión oral, procesos cognitivos, afectivos, que nos van a servir
de indicadores para evaluar los logros alcanzados por el infante
•
los niños y niñas de 0 a 3 años deben iniciarse en las
prácticas de comunicación con sigo mismos y con el exterior haciendo uso de
diversos recursos en composiciones sencillas y cortas, en fantasía, invención,
creatividad.
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estimular las capacidades para multiplicar las ideas e
inventarlas a fortalecer con imaginación cada etapa de la obra artística.
Las artes son para la infancia un
lenguaje cercano y familiar
Porque tanto las artes como la infancia utilizan dos
recursos fundamentales para expresarse, que son la emoción y los diferentes
lenguajes comunicativos, otras formas de entrar en contacto con el mundo
circundante que se desarrollan en los ámbitos artísticos y que
constituyen los cien lenguajes de la infancia.
Durante el periodo de edad que va desde los 0 a los
6 años, los niños aprenden haciendo algo que realmente les implica
emocionalmente. Ese hacer se refiere a la acción efectiva, al pensamiento que
actúa, es decir, a la posibilidad de pensar mediante el movimiento de
descubrir y experimentar a través de la manipulación de los objetos
y los materiales.
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La forma que tiene de comprender el mundo que
le rodea, está muy alejada de la lógica del pensamiento adulto, sin embargo, la
acción, la sensorialidad, la creatividad, la metáfora, el símbolo o la
investigación son para la primera infancia la manera natural de desarrollar
el aprendizaje.
Los niños son por naturaleza artistas o inventores,
poetas y músicos. La creación artística abre la vía para el
aprendizaje de todo tipo de conocimientos y habilidades.
El arte no es solo una práctica o un producto, sino
una manera particular de mirar el mundo, de sentir el mundo y de formar parte de ese mundo que el
artista decide adoptar. La producción estética no
es solo placer, sino una contribución a un desarrollo personal reflexivo
que debe ser siempre uno de los objetivos fundamentales de la educación.
Los avances de la ciencia y la tecnología han hecho
que en la sociedad actual se necesiten personas con ideas creativas, para
responder a los retos que se plantean constantemente. La educación
artística es una importante vía para desarrollar la capacidad de
plantear soluciones divergentes, ya que
es inherente a la propia naturaleza de las artes el fomentar, impulsar y dar
cabida a la diversidad de las ideas, como forma de entender el sentido de su
existencia.
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Asimismo, la educación artística aporta otro añadido
de valor fundamental para el incremento del bienestar social, que es el hecho
de promover el desarrollo de personas vitales, felices y motivadas, que se
sienten capaces de tomar iniciativas y de hacer sus propios descubrimientos,
y de disfrutar además con ello, aumentando la seguridad en sí mismos y la
autoestima.
La educación artística conecta con las necesidades y
los intereses de la primera infancia, comprende y comparte sus lenguajes
comunicativos y expresivos. El arte es acción,
movimiento, expresión, pensamiento, investigación, exploración y
comunicación. Es entrar en contacto con uno mismo, con el espacio,
el tiempo, los objetos y los demás.
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Para la infancia y toda la comunidad
educativa, las artes pueden introducir elementos extraordinarios en la
construcción de las estructuras afectivas que organizan los ritmos colectivos y
los rituales estéticos. Para ello, la escuela construye no solo un proyecto
educativo, sino también cultural. En el ámbito de las artes, los niños y niñas
aprenden a simbolizarse mediante la inmersión en los procesos de
vida.
Mediante las metáforas de vida como juego
simbólico compartido (el arte puede ser juego y actitud vital, abierto a la
percepción, al conocimiento y a la reflexión), el niño y la niña acceden a lo
simbólico como una conquista diaria que realizan a través de la educación
artística como contexto de relación, acompañados de adultos e iguales, pues
para construir el conocimiento se precisa no sólo de entender, sino entenderse
en el mundo.
Así, las formas de expresión de las artes sitúan a
la infancia en contextos significativos donde se da trascendencia a los
acontecimientos y descubrimientos que los niños y niñas realizan, como una
forma de visualización del proyecto de aprendizaje y son el
escenario idóneo para reconocer sus capacidades de transformación. El
educador facilita e identifica, de esta manera, la construcción de las vías
de acceso a la experiencia estética infantil como hecho de vida y cultura.
Todo ello mediante la inmersión en los procesos de vida.
El arte es luz que se enciende en la infancia.
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